Época: Edad Moderna
Inicio: Año 1492
Fin: Año 1789


(C) Alvaro Cruz García



Comentario

Una de las ciudades más antiguas de España, llamada por los fenicios Gadir, por ella pasaron cartagineses, romanos -quienes le dieron el nombre de Julia Augusta Gaditana o Gades-, visigodos y árabes.
El periodo musulmán finalizó con la conquista de Alfonso X, en 1262, en que fue reconstruida y repoblada. A partir de entonces comenzó un lento pero constante despegue, basado en su actividad comercial y en su excelente puerto. Esta actividad se vio incrementada a partir del descubrimiento de América, momento en que Cádiz rivaliza con Sevilla por el monopolio el comercio ultramarino. Así, en 1660, Cádiz consigue romper el monopolio de Sevilla en cuanto a que todas las mercancías con destino a América tuvieran que ser registradas y embarcadas en ésta, pudiéndose hacer desde entonces también en Cádiz.

En el mismo sentido, a lo largo del siglo XVII el puerto de Cádiz irá desplazando al de Sevilla, a causa del cada vez mayor tonelaje y calado de los buques, lo cual les impedía superar la barra arenosa de Sanlúcar para arribar a la capital hispalense. En la bahía gaditana adquirirán gran importancia también El Puerto de Santa María y Puerto Real. Desde 1680, Cádiz fue el principal puerto del comercio indiano, situación que se reconoce oficialmente en 1717 con el traslado a esta ciudad de la Casa de la Contratación y el Consulado.

La situación de Cádiz, su magnífico puerto, su tradición marinera... son elementos que hacen de ella una de las poblaciones más activas y populosas de la Península durante las centurias siguientes al Descubrimiento de América.

Por ello, no es de extrañar que llame la atención de corsarios como Barbarroja o Drake, quienes ven la ocasión de conseguir un buen botín.

Ya sea por su pujanza comercial, ya por su cercanía al Estrecho de Gibraltar, lo cierto es que Cádiz será en determinados momentos objetivo de ataques por parte de las potencias extranjeras. Es por ello que los gobernantes pondrán atención a la construcción de defensas y fortificaciones, como los castillos de Santa Catalina, San Sebastián y San Lorenzo del Puntal.